La palabra “afrodisíaco” viene del nombre Afrodita, la diosa griega del amor y de la belleza. Dicen que esas sustancias son capaces de aumentar el deseo y mejorar el desempeño sexual. Pero no hay comprobación científica al respecto. La creencia en los afrodisíacos viene de factores como una posible semejanza con órganos sexuales o la supuesta acción como estimulante del sistema nervioso. Algunos de los más “conocidos” afrodisíacos son el alcohol, que en cantidad moderada estimula el sistema nervioso dejando una sensación de euforia; el ajo y la cebolla, que poseen sustancias capaces de dilatar vasos sanguíneos ayudando al funcionamiento de órganos sexuales; las ostras, que ayudan a la producción de la hormona masculina testosterona por poseer el elemento zinc; y el chocolate, que contiene un aminoácido capaz de aumentar la producción de serotonina, responsable por la sensación de bienestar.
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